5 mentiras nutricionales que no deberías creer.

MUY INTERESANTE • Junio 10, 2015

Alimentos saludables satanizados, alimentos dañinos glorificados y demás mitos ponen en riesgo tu salud y tu línea. Conoce 5 mentiras nutricionales que no deberías creer.

1. Los huevos son malos, elevan el colesterol.

Es cierto que los huevos contienen colesterol, sin embargo no elevan los niveles nocivos de colesterol en la sangre. De hecho, científicos explican que aumenta los niveles de colesterol "bueno", es decir, las lipoproteínas que recolectan en colesterol en las vías sanguíneas y lo llevan al hígado, donde es procesado.

Un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association comprueba que el consumo de huevo no está asociado a las enfermedades cardiacas.

Los huevos son altamente nutritivos, son ricos en proteína, grasas saludables, vitaminas, minerales y antioxidantes, además, de ser una excelente fuente de colina, esencial para la salud del cerebro. Se ha demostrado que un desayuno de huevo ayuda e perder peso.

2. Las calorías son calorías, no importa de donde provengan.

Comúnmente se cree que lo único a considerar para adelgazar es la cantidad de calorías que se consumen. Las calorías importan, cierto, pero los alimentos de donde provienen son igual de importantes. Los diferentes alimentos pasan a través de distintas vías metabólicas del cuerpo.

Por ejemplo, la proteína acelera el metabolismo, y reduce el apetito, a diferencia de las mismas calorías provenientes de grasa o carbohidrato. Además, incrementa la masa muscular, la cual quema calorías constantemente.

3. La grasa saturada es insana.

Durante décadas, se ha creído que el consumir grasa saturada incrementa el riesgo de sufrir un paro cardiaco. Sin embargo, investigación reciente prueba que es completamente inofensiva. 

Un estudio publicado en 2010 analizó la información propuesta por 21 estudios que involucraban a 347 mil 747 partícipes. Encontró que no había asociación alguna entre el consumo de grasa saturada y la probabilidad de sufrir enfermedades del corazón.

Otros estudios apoyan esta conclusión, la mala reputación de la grasa saturada proviene de una teoría sin sustento. En realidad la grasa saturada eleva los niveles de colesterol HDL (el bueno).  ¡No hay por qué temerle a la carne, la mantequilla o al aceite de coco!

4. El trigo integral es bueno para el corazón.

A pesar de ser considerado normalmente un alimento saludable, crece la evidencia que apunta hacia el trigo (incluyendo el integral) como causante de varias enfermedades.  El trigo es la fuente más grande de gluten y nuevos estudios señalan que un porcentaje significante de la población es sensible a él.

En las personas sensibles, el gluten provoca dolor, inflamación, inconsistencia en las heces, cansancio y daño intestinal. En algunas pruebas controladas se asocia el gluten del trigo con varias enfermedades mentales, incluyendo esquizofrenia, autismo y ataxia cerebral.

Irónicamente, el trigo integral podría elevar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Si bien es cierto que el trigo integral es menos dañino que el refinado, los mejor sería seria dejar la harina.

5. Todos deberíamos de evitar la sal.

A pesar de los esfuerzos gubernamentales por restringir el consumo de sal en la población, es importante saber que en cantidades moderadas es necesaria para mantener una buena salud. Se recomienda consumir entre 1500 y 2300 mg de sodio al día (entre ¾ a 1 cucharada).

Si bien es cierto que reducir el consumo de sal puede disminuir la presión arterial, especialmente para quienes la tienen alta, es importante tener en mente que la presión alta es un factor de riesgo, no una causa de las enfermedades cardiovasculares. Estudios recientes han examinado la relación entre la restricción de sodio y las enfermedades cardiovasculares, no encontraron ninguna.

Otros estudios demuestran que no consumir la suficiente sal puede ser dañino, causando resistencia a la insulina, elevados niveles de colesterol LDL y triglicéridos y un mayor riesgo de muerte en los diabéticos tipo II.  Por lo tanto, las personas sanas no deben restringir su consumo de sodio más allá de lo recomendado.

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