6 señales absolutamente científicas de que podrías ser un genio sin saberlo.
FRANC SAYOL • Julio 7, 2015
Existen pocas palabras que se utilicen tan gratuitamente como "genio". En Internet descubrimos a uno a diario, en los campos de fútbol emerge uno nuevo cada fin de semana y en las necrológicas despedimos a uno a menudo.
El uso indiscriminado del adjetivo es una forma más de sensacionalismo. Pero la culpa no es de los medios de comunicación. Al menos, no toda.
Aunque suena paradójico, la verdadera culpable de que llamemos genio a 3 de cada 4 personas que nos cruzamos de camino al trabajo es la ciencia. Sólo hay que fijarse en la cantidad de estudios dedicados a separar el grano de la paja en cuestión de aptitudes intelectuales.
A estas alturas, ya existen investigaciones para cada peculiaridad de la personalidad. Y prácticamente cualquier cosa puede ser una señal de tener una mente privilegiada.
¿Crees que eres un mediocre? No tan deprisa. En realidad, podrías ser un genio sin saberlo. Y no hace falta que aprendas a tocar el piano de espaldas mientras pelas patatas con los dientes, ni que sepas hablar 32 idiomas, ni que las paridas que haces ante una cámara se vuelvan virales. Una cosa tan mundana como ser desordenado podría ser señal que eres superdotado. Y esto es solo el principio. Aquí algunos ejemplos reales.
1. ¿Odias el ruido que hace la gente al comer? Podrías ser un genio.
¿Has dejado de ir al cine porque no soportas el ruido de la gente comiendo palomitas? ¿Cada vez que tu compañero de trabajo saca la bolsa de Cheetos tienes que ponerte tus audífonos? ¿Un escalofrío recorre tu espinazo cuando oyes a alguien sorbiendo la sopa?
Hasta ahora podías pensar que era una señal más de que eres un neurótico incorregible. Pero no. En realidad, podría significar que eres un genio. Así lo dice un reciente estudio de la Northwestern University, que sugiere que la incapacidad de filtrar información sensorial irrelevante es un rasgo característico de aquellos que tienen un alto talento creativo.
El estudio cita a Charles Darwin, Antón Chéjov y Marcel Proust como ejemplos. Este último solía taparse los oídos con tapones y cubrir su habitación con corcho para bloquear el ruido mientras trabajaba. La próxima vez que te llamen autista por llevar los audífonos siempre puestos, ya sabes.
2. ¿Eres desordenado? Podrías ser un genio.
“Si una mesa repleta es una señal de una mente repleta, entonces, ¿qué debemos pensar de una mesa vacía?”. Aparentemente esto lo dijo Einstein. En realidad, que la cita sea cierta o no, da un poco igual. Y da igual porque la ciencia ya ha demostrado que ser un guarro no es malo. Más bien lo contrario.
En 2013, un estudio de la University of Minnesota estudió las implicaciones que tenían el orden y el desorden en la creatividad. La conclusión a la que llegaron los investigadores es que "aquellos participantes situados en habitaciones desordenadas eran más creativos que aquellos participantes en habitaciones ordenadas". Al parecer, ésto es porque “los ambientes desordenados parecen ayudar a romper con la convención, produciendo ideas más frescas”.
La próxima vez que tu mesa parezca el suelo de un after, háblales de Einstein.
3. ¿Te gusta el sexo? Podrías ser un genio.
Sí, ser un calenturiento también puede ser una señal de tener una inteligencia fuera de la norma. Aunque, esta vez, no podemos apelar a la ciencia exactamente.
En 2013, la firma de juguetes sexuales Lovehoney realizó un estudio para averiguar cuánto dinero invertían los estudiantes universitarios británicos en juguetes sexuales. Pues bien, 7 de las 10 universidades que más gasto registraban formaban parte del Russell Group, la asociación de universidades de élite británicas. Según Lovehoney, estos datos son un claro indicador de que “los estudiantes con mayores coeficientes intelectuales pueden tener, también, un mayor impulso sexual”. ¡Ahá!
Siguiendo esta lógica, podemos decir que pensar todo el día en el sexo no es una señal de estar más salido que la nariz de Pinocho sino de una inteligencia superior. Claro, que dedicar toda tu capacidad reflexiva a una única cosa puede que sea desperdiciar tu inteligencia, ¿no?
4. ¿Eres alcohólico? Podrías ser un genio.
¿Cansado de que te llamen alcohólico porque tienes la sana costumbre de perder el conocimiento cada fin de semana después de un atracón de tequila? Buenas noticias: gracias a tu nueva mejor amiga ahora podrá hacer callar a los necios. Y esta vez no lo dice un estudio: lo dicen dos.
Hace unos años, dos estudios paralelos, uno de la National Child Development Study en el Reino Unido y otro de la National Longitudinal Study of Adolescent Health en los Estados Unidos demostraron que beber más de la cuenta era un reflejo de inteligencia.
Los estudios compararon la inteligencia infantil de los participantes con sus hábitos su vida una vez fueron adultos. En ambos estudios, cuando los niños más inteligentes crecieron, bebían más a menudo y en mayores cantidades que aquellos niños menos brillantes. Ojo. El detalle "una vez fueron adultos" es importante: si empiezas a beber a los 11 probablemente nunca llegues a la segunda fase.
Entre aquellos que intentaron explicar los motivos de estos datos destacó un artículo del psicólogo Satoshi Kanazawa en Psychology Today. Entre otras razones, Kanazawa alegó que el alcohol y el concepto de emborracharse eran ideas relativamente nuevas, y que las personas inteligentes tienden a adaptarse más rápidamente a las nuevas ideas. Un poco cogido por los pelos, ¿no?
Una teoría más plausible podría ser que aquellos niños que sacaban mejores notas tenían padres más estrictos y que, una vez liberados, quisieran compensar por los años de diversión que les negaron.
5. ¿Te gustan las drogas? Podrías ser un genio.
Si además de un poco borrachín te gusta colocarte... doblemente inteligente.
Utilizando datos del 1958 National Child Development Study, un informe publicado el pasado año concluyó que, al igual que ocurre con el alcohol, aquellos niños que presentaban una mayor inteligencia tendían a tomar más drogas ilegales en su vida adulta.
¿Qué por qué?
Según, James White, director del estudio, tiene que ver con la capacidad de tomar buenas decisiones. Mientras que aquellos niños con mayores coeficientes son menos propensos a ser fumadores, están más inclinados a experimentar con drogas, ya que no existen demasiadas pruebas de los efectos perjudiciales que tiene el uso de drogas ocasional.
Satoshi Kanazawa, en cambió, aplicó la misma lógica evolucionista que en el caso del alcohol. Para él, la gente inteligente sabe moverse en entornos nuevas y están más capacitados para lidiar con situaciones nuevas, lo que explicaría su impulso para interactuar con cosas distintas –en este caso, las drogas–.
¿Una explicación menos científica? A veces, cuando te das cuenta de que estás rodeado de mediocridad la única solución es escapar. Aunque sea momentáneamente.
6 ¿Eres Insomne? Podrías ser un genio.
No poder dormir es una calamidad. Pero míralo por el lado positivo: podría ser una señal de que eres una persona excepcional.
Existen diversos estudios que conectan la falta de sueño con una mayor inteligencia. No, irte a dormir a las tantas porque no puedes parar de ver House Of Cards no te convierte automáticamente en un genio. Pero las probabilidades indican que la gente con mayores coeficientes tienden a ser más noctámbulos comparados con el resto de la población.
A decir verdad, ninguno de esos estudios es concluyente a la hora de relacionar la inteligencia con el insomnio. Pero sólo hay que fijarse en las biografías de triunfadores excepcionales para darse cuenta de que si hay algo que todos ellos tienen en común es la costumbre de dormir pocas horas.
Ya sea por tener una ambición desmesurada o por no poder contener la creatividad, parece evidente que para llegar lejos es necesario estar dispuesto a sacrificar el descanso. Y es que, tal y como apunta este artículo de Psychology Today, el insomnio es a los logros excepcionales lo que la enfermedad mental a la creatividad.
Y es que, a pesar de todo, nadie dijo que fuera fácil ser un genio..
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